"EL PODER DEL AGRADECIMIENTO: TESTIMONIO" DESDE GUATEMALA".
(Dedicado especialmente a mi querido hijo Pablo Andrés).
"Como la mayoría de ustedes saben, tuve cinco operaciones
entre el año 2010 y el año 2013. La operación más difícil, más dolorosa y que
me supuso un reto, fue la del año pasado. Y, por si fuera poco, mi querida mamá
falleció en noviembre del 2011. También ha
habido otros inconvenientes dolorosos que prefiero no mencionar.
Cuando ya estaba en la fase de recuperación de las cuatro
operaciones del 2010, sucedió el accidente… Era abril del 2012… Por inconvenientes con el MP y el IGSS, me
operaron hasta en septiembre del 2013… Un año y medio después… Todo ese tiempo
caminé, manejé y llevé una vida más o menos normal… Con dolores… pero seguía
siendo autónoma… Sin embargo, el tiempo
que pasó entre el accidente y la operación, 18 meses, fueron nefastos para mi columna,
mis nervios y mis piernas…
Después de la operación sufrí dolores muy intensos…
Recuerdo una noche, estando aún en el hospital, que la pierna derecha me dolió
por seis horas seguidas… Me pusieron inyecciones, me dieron medicamentos, me
hacían masaje en la pierna… y yo no dejaba de quejarme y de llorar… Era
terrible y no entendía por qué no encontraban con qué controlar el dolor… Después de seis horas de suplicar… me dieron
algo que me tranquilizó y me durmió…
Ya fuera del hospital, volvieron los dolores intensos… No
había medicamento que los pudiese controlar… Los medicamentos se deben de tomar
cada cuatro horas, como mínimo, pero a mí me los daban cada dos horas y el
doctor me recetaba diferentes… unos más fuertes que otros… pero el dolor era incontrolable…
Nada lo detenía… lo sentía todo el tiempo… Era tan incontrolable que llegó un
momento en que ya no pude moverme de la cama… No podía moverme ni un milímetro,
literalmente… Y así pasé días… de días… Postrada, sin moverme… Ni siquiera
podía estirar el brazo, porque ese estiramiento repercutía en las piernas…
Recuerdo que llamaba a una de mis queridas “comagritas” y
llorando le pedía que hiciera oración por mí… Y ella, con su actitud tan
bondadosa y linda, se iba a algún lugar callado y oraba conmigo… a veces hasta
una hora… Yo no paraba de quejarme… los dolores eran insoportables… y me sentía
impotente… No había nada que los controlara…
Lloraba mucho…
Desde hace mucho tiempo, yo tengo el hábito de despertarme
entre las tres y las cuatro de la mañana… Es un tiempo que lo dedico a la
oración… luego a la meditación en silencio…
Y eso lo seguía haciendo… nunca los dolores me detuvieron…
De repente, una noche, lo tengo claramente presente… Me
recordé que si había logrado enfrentar, sobrellevar y vencer tantos
inconvenientes en los años anteriores, era porque siempre agradecía… Siempre me
enfocaba en agradecer todo lo bonito que iba sucediendo en mí, día a día… Mi
mente no pasaba mucho tiempo pensando en la parte fea… Mi mente pasaba más
tiempo agradeciendo…
Entonces… cambié el “chip”… Le empecé a dar gracias a Dios
por todo lo bueno que me estaba sucediendo… Le agradecía por los corazones
bondadosos que me rodeaban… que me habían demostrado tanto cariño… tanto amor…
tanta consideración…
Le agradecí por esos amigos que me pagaron la operación… y
que me permitió volver a caminar… Le
agradecí porque lo hicieron desinteresadamente y con mucho amor… Le agradecí
porque si no hubiese sido por ellos… quizás no estaría contando mi historia…
Le agradecí por ese primo y su esposa que se ofrecieron a
cuidarme… a pesar de saber que yo necesitaba cuidados muy delicados y que
necesitaba todo su tiempo… Le agradecí
porque me cuidaron con el amor que yo nunca antes había sentido… Me cuidaron
con esmero… jamás una mala cara… siempre con una mirada de amor… de
compasión… Fueron tan amorosos…
Le agradecí por mis padrinos que se tomaban el tiempo de
irme a ver… iban un día sí y un día no… Nunca les importó que les tomara una
hora de ida y otra de regreso… No importaba si se sentían cansados… Ellos me
llevaban la cura médica que me ayudaba a soportar los dolores… y fueron los
que, con su dedicación, lograron que los dolores fueran desapareciendo… Mi madrina es doctora y mi padrino la
acompañaba…
Le agradecí por mis amigos incondicionales… por sus
visitas… por sus mensajes… por sus llamadas… por sus aportes económicos… Le
agradecí porque a pesar de mis quejas… siempre me seguían acompañando y me
escuchaban pacientemente… Le agradecí porque, sé perfectamente, que no es agradable
estar escuchando a una persona que se queja… pero el cariño era más fuerte que
el rechazo a la queja…
Le agradecí por mis sobrinas que, aunque no viven en
Guatemala, no dejaban de llamarme y hablarme el tiempo que ellas consideraban
necesario… para darme palabras de aliento… para decirme lo mucho que me
querían…
Le agradecí por esa parte de la familia que me visitó, que
me llamó... que me apoyó de diferentes maneras...
Le agradecí por mi querido Pablo Andrés… Que, aunque
estaba lejos estudiando su último semestre, estaba muy pendiente… Le agradecí
porque no me daba preocupaciones… Sabía que era un joven responsable y que
estaba saliendo adelante solo… Trabajando y estudiando…
Le agradecí… Le agradecí… Le agradecí…
Los dolores no cesaron inmediatamente esa noche… Pero con
el amor que me rodeaba… con la oración… con la meditación en silencio y con el
agradecimiento… Fueron cediendo poco a poco…
Definitivamente la terapia neural es fundamental… pero si
yo hubiese seguido quejándome… ni la terapia neural, por sí sola, hubiese
logrado lo que –unida al agradecimiento- finalmente se logró…
Hoy puedo caminar… Aún no tengo el alta médica… Sigo
usando un corsé y el andador… Aún no puedo manejar… No soy autónoma para salir
de mi casa…
Pero cada día Le doy gracias por todo lo que he recibido y
sigo recibiendo… Para mí “El
agradecimiento es una actitud de vida…” y llena nuestra vida de bendiciones…
Cada uno de mis días empieza con un “Gracias Padre…” Cada una de mis noches termina con un “Gracias Padre…”
Si algún ser querido se me adelantó en el camino… Le doy
gracias por su vida, por sus enseñanzas… Le doy gracias por la alegría del
tiempo compartido y de todo lo aprendido…
Si tengo alguna
carencia física, económica o afectiva… Le doy gracias por lo que recibo cada
amanecer y cada anochecer…
Si alguna vez me siento triste… Le doy gracias por los
amigos y por todo lo hermoso que he vivido…
Si alguna vez alguien se aleja de mí y no puedo comprender
sus razones… Le doy gracias por el tiempo compartido… Le doy gracias porque
detrás de cada encuentro y cada despedida… siempre hay una lección aprendida…
Si alguien, a quien quiero mucho, no tiene el tiempo para
acompañarme… Le doy gracias por los momentos que compartimos cuando se puede…
Y, a cada uno de ustedes que se ha tomado el tiempo de
leerme, le doy las gracias por este tiempo que me han dedicado… es un tiempo
que sólo lleva la intención de compartirles lo que para mí significa “El Poder
del Agradecimiento” y como ha obrado en mi vida…"
LourdesMargarita Baldizon R.
Guatemala 20 de abril 2014. 12:18p.m.
**Agradezco a mi amiga Lourdes Margarita, por
permitir que su Testimonio de Vida, nos inspire a varias a salir adelante. Ella
es una mujer muy luchadora, y no se ha dejado caer en depresión crónica,
más bien ella busca la manera de ayudar a los demás y de buscar el trabajar,
como Maestra de Inglés y traductora de Libros al Español.
Siempre mira el lado positivo de las cosas,
nunca esta sin hacer nada, siempre se le mira ocupada, con sus proyectos, sus
amadas amigas y familiares. Y el amor de su vida su amada e inseparable hijo
Pablo Andrés.
Que Dios les bendiga y que la luz de Dios
siempre ilumine su bello camino, y que tu salud Lourdes Margarita te recuperes
pronto. Eres una mujer de un gran ejemplo de lucha.
Recibe un faterno y amoroso abrazo, así como mi admiración, por seguir adelante. Besos amorcito lindo.
Hasta siempre.
**Karin Lange
Psicologa y Terapista Ocupacional y Recreativa
“USAC”.
Guatemala, 8 de mayo 2014.
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