"Conflictos:
¿Quién no tiene broncas, discusiones o desencuentros con gente?
¿Quién no se encuentra, alguna vez, atrapado en una situación tensa, a veces
con alguien querido, y otras veces con personas a quienes quizás ni conoces? Y
es verdad que somos gente de paz, que queremos vivir en armonía, concordia, y
que lo de «bienaventurados los mansos» lo tomamos en serio. Pero es tan humano
el no entenderse, el tener perspectivas diferentes y el enfadarse… Sin embargo,
precisamente porque somos humanos, a veces tendremos bronca…
Conflictos - No perder
la perspectiva
«Señor, tus obras son justas; tú actúas con misericordia y
lealtad, tú eres el juez del mundo» (Tob 2,
2)
Si hubiera que dar un consejo sobre cómo vivir los conflictos,
probablemente uno de los buenos sería «no conviertas en personal lo que no lo
es».
Normalmente uno de los saltos más excesivos, y a menudo
hirientes, es el que pasa del disgusto por una acción a la descalificación de
una persona. Puede ser que no me guste esto que has hecho. Pero de ahí a
decirte que «eres…» hay un salto que, casi siempre, es injusto. Las personas no
somos tan fácilmente catalogables.
Somos complejos, somos difíciles. Tengamos razón o no, lo que
tenemos son motivos para lo que hacemos. Y aprender a descubrir los motivos
ajenos, saber leer las otras batallas, es el único camino para no convertir las
tensiones en guerras. Jesús mismo se enfrentó a mucha gente, muchas veces.
Pero, condenando acciones e hipocresías, una y otra vez tendía la mano a las
personas.
¿Eres capaz de no convertir en personales los conflictos, roces,
enfrentamientos?
Conflictos - Trabajar el
perdón:
«Si mientras llevas tu ofrenda al altar te acuerdas de que tu
hermano tiene queja de ti, deja la ofrenda delante del altar, ve primero a
reconciliarte con tu hermano y después vuelve a llevar tu ofrenda.» (Mt 5,
23-24)
Hace tiempo alguien me dijo, al pedirle perdón, algo así como el
perdón no varía los hechos. Es evidente que no. Pero los hechos no son la
última verdad, sino lo que hacemos con ellos. De los hechos aprendemos,
rectificamos lo que podemos, intentamos sanar las heridas que hayamos podido causar.
Negar el valor de la reconciliación; convertir los agravios en
muro definitivo; atascarnos en un veredicto de culpabilidad, o no dar tiempo al
lenguaje del perdón, eso está muy lejos de la misericordia que aprendemos en
Jesús.
¿Hay algo que necesites perdonar o ser perdonado?
El Papa a los matrimonios: "Pueden volar los platos, pero
nunca terminen el día sin hacer las paces"
P. Francisco"
El mensaje de Dios nos llega en el momento menos esperado, esta
atento a escucharlo, a entenderlo y aplicarlo. Besos mis amores lindos.
Karin Lange.
Guatemala 2 de marzo 2,015
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