ME ENCONTRÉ A JESÚS.
Saliendo del Hospital General del
IGSS, a donde llegue a las 6:00 de la mañana. Mi hija menor que es la que casi
siempre me acompaña, tenía que estar en la universidad en su curso de
vacaciones. Me bajo del carro, me entro, fue a entregar el carnet en la parte
interior de Laboratorios, me paso haciendo la señal de la Cruz y tranquila
Mamita, cuando usted salga, llame a mis hermanas que la llevaran, a la Unidad
de Autonomía del IGSS, en otra parte para ver si ya hay sus medicamentos para
el Lupus.
1.
Les hago este preámbulo, para que miren, el recorrido que hace Jesús en nuestras
vidas. El recibir de mi hija la bendición de la señal de la Cruz en mi mente,
corazón y cuerpo. Si se dan cuenta, se formo la señal de la Cruz cada vez que
nos persinamos, o santiguamos como decían nuestras abuelitas.
2.
A la hora me llamaron para que ingresara al Laboratorio,
ya que me encontraba en el corredor del Hospital, titiritando de frío sintiendo
un fuerte chiflón, que cala hasta los huesos. Siempre tengo la dicha que me
toca el mismo técnico que me extrae la sangre en varios frasquitos. Tranquila
Doña Karin, en el nombre de Jesús acá esta su venita.
3.
Vino sola? Me indaga rapidito, viendo a varios lados
para llamar a mi hija y me ayude con la silla de ruedas. No le he respondido,
solo me vino a dejar, pero ya vendrán por mí. Permítame que la saque y la lleve
a la mitad del camino, para que no le sangre su bracito pinchado me dijo el
técnico, y me ayudo a salir.
4.
Ya cerca de la salida principal del Hospital, me ubique
donde no fuera a estorbar a nadie con la silla de ruedas y a esperar que me
llegarán a recoger. Aprovechando la estadía en ese lugar me puse a orar y pedir
por todos los enfermos internos del Hospital y los que llegan a la emergencia y
sus familias.
5.
A mi lado había una anciana que sonreía, y de repente
le salía una sonrisa reflejada en su rostro arrugado, cansado y con frío.
Cállate le decía un hombre de 66 años, a
la anciana, va a pensar la gente que estas loca. La anciana más risa le
producía oír lo que le decían. El hombre insistía en seguir diciéndole cosas. Y
….nadie le decía algo!!! . -Bueno dije yo: No se da cuenta que su sonrisa es
debido a que se acordó de algo lindo que le sucediera en su vida y usted la
regaña por ello. Y la anciana respondió:
Si Doña eso merito es. Me estaba recordando cuando el Padre de este hombre lo
cargaba ya siendo grande, para ayudarlo a llegar a casa. Y si Él lo oyera la
gran reprimenda que le daría. Y por eso más risa me da, ya que mi esposo ya
esta en el cielo y me ha dejado a este, para que me ayude. – Otra mujer la
interrumpe y le pregunta : ¿Y por que cargaba el señor a su hijo, si ya era
grande y yo lo miro sano?. – Ha dijo la anciana es que el era un borracho y su
Padre y yo lo salíamos a buscar a la calle para llevarlo de nuevo a su hogar. –
El hijo bajo la cabeza y se salio a la calle. – La anciana nos dijo a quienes
la oíamos Ya regresara, siempre lo hace, y saco sus manos del poncho que
llevaba y observe que tenía un rosario entre sus dedos…….
6.
Llegaron mis hijas mayores, con las nietas a recogerme
y llevarme a otra Unidad del IGSS donde me atienden por Hematología y
Reumatología, ya casi cumplo un mes y no llegan a Farmacia las medicinas que son para el Lupus.
Me equivoco de cuadra donde tenía que cruzar mi hija con el carro y quedamos
mejor que si lo hubiese planeado. Hasta parqueo tranquilo y cercano y seguro
había en la avenida. Cruzamos la calle y un hombre que lustra los zapatos le
grita a mi hija, suba a su Madrecita por la rampa, así no la golpea con la
grada al intentarla subirla. Ingresamos y mi hija se queda en un costado
mientras indago sobre mis medicamentos, en la ventanilla de entrega de las
recetas. Ya son las 9:00 de la mañana y me muero de hambre y tengo mucha sed.
Me cuesta hablar ya que la boca la tengo seca y al ver la señorita del otro
lado de la ventana que agitaba mis recetas, me las recibe y me dice, no hay
ninguna de las 3 recetas. Señorita disculpe. He estado llamando a los teléfonos
que ustedes dan y nunca responden. Llamo a bodega y dicen que el medicamento ya
ingreso, pero que farmacia no lo ha retirado. Vuelvo a llamar y me indican que
aún no lo han retirado. Si vino pero ya se termino, como puede ser que en 3
días se termine y en esos 3 días me han dicho que ustedes no lo habían
retirado. A que número llamo? Me cuesta movilizarme y no puedo venir todos los
días. Se levanto enojada la señorita y al verme sentada en la silla de ruedas
se me queda mirando y me dice: En verdad lo siento señora, pero no es culpa de
nosotros, Y no le tengo respuesta. Yo si tengo una señorita, entonces pasare el
fin de año en el hospital internada ya que soy paciente crónica y lucho por mi
vida. Se alejo de la ventanilla y no la
volví a ver.
7.
Gire mi silla y venía una señorita de información y la
paro. Le cuento lo que me sucede y le digo tiene usted alguna solución a mi
problema, ya que voy a dirección y la secretaria me entrega estos teléfonos y
ella nunca me responde, ya que dicen que esta de permiso o que salio. Me mira con ternura la señorita: Nancy Gómez de información
y me pide mis recetas, me coloca en una esquina para que no interrumpa el paso
de los demás pacientes y me indica que la espere. Regresa a los 20 minutos y me pide dos números telefónicos
para llamarme. Que ella personalmente estará al pendiente y que me retire
tranquila a mi casa. Que coma algo por que me mira muy pálida, abríguese mejor.
Le pregunto su nombre y le agradezco con un Dios la bendiga señorita……la abrazo
y ella sonríe y me dice si no he hecho nada. Si lo ha hecho, me voy tranquila
por que estaré esperando su llamada y me ha dado una esperanza de pasar estos días con mi amada familia y no en el hospital internada. Me retiro y le digo a mi hija que me
alcanza en la puerta: se que Dios pondrá sus manos para que esto se solucione
positivamente y tendré mis medicinas.
8.
Aún en los momentos de dificultad Jesús nos enseña, que
debemos de ser pacientes. Y me pongo a contar, cuantas veces vi, la dulzura de
Jesús y su presencia en las horas que
van pasando y la mayoría de veces no las queremos percibir.
Jesús esta
naciendo de nuevo entre cada uno de nosotros, dejémosle pasar y no nos asustemos
si sentimos que nuestras fuerzas ya nos abandonan y que nuestra mente ya no es
la misma. La edad y la enfermedad del Lupus no pasan desapercibidas y más sin
embargo estoy con una sonrisa en mi cara y corazón.
Agradeciendo a
Jesús y María el permitirme estar con mis hijas aunque sea en mis entre
carreras, trafico, prisas y
dificultades, ya que ellas también tienen sus responsabilidades y están
pendientes de nosotros, digo nosotros por mi esposo y mi persona.
Siempre pienso
hoy escribiré menos, pero las palabras fluyen y espero que les ayude de algo en
estos días en que la tristeza y alegrías se suelen entre mezclar en nuestro
diario vivir.
Contemos
nuestras bendiciones y encuentros con Jesús.
Besos mis
amorcitos lindos que mis palabras les llene de calor humano, no sientan el frío
de esta temporada. Y reciban las bendiciones que nos vienen a manos llenas.
Escribió:
Licda. Karin Lange.
Guatemala
lunes 8 de diciembre 2014.
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